7 dic 2010

ECOSOCIALISMO, DEMOCRACIA Y PLANIFICACIÓN - Michael Lowy

2007

El crecimiento exponencial de ataques al ambiente y la creciente amenaza de romper el equilibrio ecológico apunta a un escenario catastrófico que pone en peligro la misma supervivencia de la especie humana. Nos enfrentamos a una crisis civilizatoria que exige cambios radicales.

"Si el capitalismo no puede ser reformado para subordinar la búsqueda de ganancias a la supervivencia humana, ¿qué alternativa existe para moverse a una cierta clase de economía nacional y globalmente planificada? Problemas como el cambio climático requieren de una ‘mano visible’ de planificación directa... Nuestros líderes capitalistas corporativos no pueden ayudarse, no tienen otra alternativa que la de equivocarse de manera sistemática, irracional y finalmente -dada la tecnología que utilizan- con decisiones globales suicidas sobre la economía y el entorno natural. Entonces, ¿qué otra opción podemos considerar para una verdadera alternativa socialista?"
Richard Smith
El Ecosocialismo es un intento de proporcionar una radical alternativa civilizatoria, basada en los argumentos básicos del movimiento ecologista y en la crítica marxista de la economía política. Se opone a lo que Marx llamó el progreso destructivo del capitalismo [1], defendiendo una economía fundada en un criterio no-monetario y extra-económico: en las necesidades sociales y el equilibrio ecológico. Esta síntesis dialéctica, intentada por un amplio espectro de autores, desde James O'Connor a Joël Kovel y John Bellamy Foster, y desde André Gorz (en sus primeros escritos) a Elmar Altvater, es al mismo tiempo una crítica a la "ecología de mercado", la cual no desafía al sistema capitalista, y al "socialismo productivista", el cual ignoró el problema de los límites naturales.
De acuerdo con James O'Connor, el objetivo del socialismo ecológico es una nueva sociedad basada en una racionalidad ecológica, con un control democrático, igualdad social y el predominio del valor de uso. [2] Yo agregaría que, a lo que esto apunta, requiere: a) la propiedad colectiva de los medios de producción –y "colectiva" aquí significa propiedad pública, cooperativa y comunitaria; b) la planificación democrática que hace posible que la sociedad defina las metas de inversión y producción, y c) una nueva estructura tecnológica de las fuerzas productivas. En otros términos: una transformación revolucionaria social y económica. [3]
Para los ecosocialistas, el problema con las corrientes de la ecología política, representadas en su mayoría por los Partidos Verdes, es que no parecen tomar en cuenta la contradicción intrínseca entre la dinámica capitalista de expansión ilimitada del Capital y acumulación de ganancias, y la preservación del medio ambiente. Hacen una crítica al productivismo, a menudo muy relevante, pero no dejan atrás el ecologismo reformista de la "economía de mercado". El resultado ha sido que muchos Partidos verdes se han vuelto una coartada ecológica de gobiernos de centro-izquierda social-liberales. [4]
Como Richard Smith recientemente observó: "la lógica de crecimiento insaciable se construye dentro de la naturaleza del sistema, los requisitos de la producción capitalista. (…) Cada corporación actúa racionalmente desde el punto de vista de los dueños y empleados que buscan aumentar al máximo su propio interés, tomando decisiones capitalistas individualmente racionales. Pero el resultado es que la suma de estas decisiones racionales en lo individual, son masivamente irracionales, de hecho y finalmente catastróficas, de modo que no están conduciendo al camino del suicidio colectivo". [5]
Por otro lado, el problema con las tendencias dominantes de la izquierda durante el siglo veinte -la social-democracia y el movimiento comunista soviético- es su aceptación del modelo “realmente existente” de fuerzas productivas. Mientras el primero se limitó a reformar -en el mejor keynesianismo- la versión del sistema capitalista, el segundo desarrolló una colectivista -o capitalista de Estado- forma de productivismo. En ambos casos, los problemas medioambientales permanecieron fuera de vista, o bien fueron marginados.

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